Día del Director 28 de Septiembre
Existen personas maravillosas, que te conducen a otras
personas maravillosas. Hacen el bien sin siquiera darse cuenta. Contagian
energía positiva sin proponérselo, simplemente les sale. Sonríen y derraman
tranquilidades, estimulan las almas ajenas. Podemos reconocerlos enseguida, son
los que no caminan apurados pero nunca llegan tarde. Son los que cuando hablan
dicen cosas que te hacen pensar. Son los que ayudan sin esperar nada a cambio.
Los que perciben lo que carga el otro como si fuese propio. Los que no se
ocupan de otra cosa que no sea ser ellos mismos. Saben ver y observar al mismo
tiempo, se detienen ante los detalles y en lo simple ven lo inmenso. Hay personas maravillosas cerca
nuestro. Son seres que solo tienen luz adentro. Que saben que tan bien pueden
hacerte con un simple gesto. Una de esas personas es Ivana Dietrich y aunque el
título le quede chico, es mi directora. Pero lo que en verdad significa para
todos sus alumnos no entra en palabras.
Al estar en sexto año el tiempo para responder a la pregunta
de qué queres ser cuando seas grande se va perdiendo, y las dudas van
aumentando cada vez más. Estoy a pocos meses de terminar la mejor época de mi
vida y puedo decir que cuando sea grande quiero ser como mi directora, con el
alma tan tranquila y la energía equilibrada. En el mundo hay muchos modelos a
seguir, que lindo poder decir que yo veo al mío todos los días. Y es increíble a
los lugares que te puede conducir con solo palabras. Es admirable la paz que
transmite, la espontaneidad con que es, y lo mucho que podes aprender de ella
en tan poco.
Ivana, gracias por convencerme cada día de que no hay nada
mejor que tenerte como directora. Es difícil describirte, porque no puedo ser
objetiva y me cuesta separar lo que sos de lo que te quiero. Pero se que
convertiste a la Agro en el único lugar en el que soy yo misma. Gracias por
darme la seguridad que necesito para enfrentarme al mundo, por ayudarme a quererme
y respetarme como soy, por darme seguridad y alejar cualquier miedo con solo
tenerte cerca.
Gracias por la paciencia infinita y esos abrazos que siempre
nos vuelven a armar. Te deseamos con el corazón la felicidad eterna y los
bellos milagros que te mereces.
“Que quizás
se puede estar mejor lejos, muy lejos.
Pero que me prefiero acá, donde siento, donde estás.”
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