Tomás era avaro,
pordiosero, bebedor, sin decencia y por sobre todo mujeriego, pero no tanto
como lo presumía. Entre él, sus dos hijos
educados por piedad de la maestra y una mujer golpeada que no perdía el orgullo
se desarrolla esta historia que en partes se torna aburrida, con descripciones
poco relevantes acerca de cómo Tomás había conservado sus ahorros a lo largo
del tiempo.
Con personajes
interesantes y situaciones más entretenidas cerca de la mitad de la obra, se
incorpora un nuevo personaje llamado Concha Díaz que, llorando
desconsoladamente, da cuenta al dueño del almacén que estaba embarazada y venía
en busca del padre.
Riad Harabí, un buen
hombre que era el único escuchado por Tomás, es un personaje muy interesante,
con pocas intervenciones pero muy importantes. Él fue quien logró que aquel
hombre pendenciero aceptara a Concha en su casa, lo que produjo el gran enojo y
resentimiento de Antonia, quien debía convivir con esta mujer que iba a tener
un hijo de su marido.
Esta parte de la
historia está muy bien descrita, con adjetivos apropiados y oportunos; motiva
al lector a continuar con la lectura.
Riad Vargas nació
cuando la historia comenzaba un nuevo camino que resulta inesperado para el
lector.
Isabel Allende, esta
tan criticada pero magnífica escritora de libros juveniles, sabe como
desarrollar esos finales inesperados que sólo resultan comprensibles y cerrados
para aquellos que se compenetran realmente con la historia.
La escritora chilena, Isabel Allende no escribe intentando dejar un mensaje, sino que narra distintos sucesos dentro de una historia, que esta vez titulada "La mujer del Juez", uno de los pocos cuentos que hizo Allende, perteneciente a "Cuentos de Eva Luna".
Nicolás Vidal tenía su destino marcado: sabía que perdería la vida por una mujer. Eso lo llevó a volverse despiadado y violento, un fugitivo de la ley y próxima "presa" del Juez Hidalgo.
Las primeras tres páginas son presentaciones (que, por cierto, están muy bien redactadas) de los personajes, tienen características que influyen en la historia y su presentación no se torna aburrida.
Cansado de los delitos cometidos por Nicolás Vidal, el juez le tendió una trampa usando como cebo a la madre de Vidal: una prostituta pobre y descuidada. Al principio pareciera que la historia se empobrecía porque la trampa no le resultaba pero todo dio un giro que la autora bien supo llevar, cuando la mujer pudo salir de la trampa pero se suicidó por la vergüenza que le causaba su hijo.
Así fue que el relato se tornó aún más interesante logrando un desenlace que puede requerir una releída del cuento para lograr comprenderlo.
Todo en manos de la criticada Isabel Allende que a pesar de eso, sigue siendo adorada por sus lectores.
Es un cuento interesante, no muy extenso y solo en el principio es donde se encuentran demasiados detalles, algo innecesarios. Recomendable a partir de los 15 años.
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